Paul - Soriasis en un brazo
Paul tenía 30 años y llevaba 10 años con una soriasis en el antebrazo que "iba y venía", según el debido a las preocupaciones en su trabajo y vida emocional. Le conocí en una fiesta y estaba de visita a Madrid desde Londres, su ciudad natal.
El anfitrión de la fiesta, nuestro amigo en común, le comentó que yo era Maestro de Reiki y que el Reiki funcionaba muy bien (el mismo lo había constatado con su pareja, ver Cris) y Paul me pidió una sesión. Accedí a su petición, aún advirtiendo que con una sola sesión sería poco usual notar una mejoría, aconsejándole que acudiera a un practicante en Londres a su regreso para un tratamiento completo.
Le aplique Reiki directamente al antebrazo durante 20 minutos, notando como la zona afectada "chupaba" mucha energía. El también noto una sensación de calor y alivio, puesto que la zona afectada le picaba constantemente. Al finalizar la sesión, intercambiamos direcciones de correo electrónico para que pudiera comunicarme alguna mejoría.
La semana siguiente, recibí un correo de Paul muy entusiasmado. Su soriasis había desaparecido por completo en cuestión de 2 dias, sin que el hiciera nada ni tomara ningún tipo de medicación. Le felicité sobre su curación, recordándole que debería seguir con el tratamiento por dos razones. Primero, para asegurarse que la soriasis había desaparecido definitivamente y segundo (la razón más importante) porque había una relación muy clara entre ella y su estado emocional. Reiki le ayudaría a solucionar esos estados que resultaban en los brotes de su enfermedad. Curiosamente, no siguió mi consejo, y recibí un correo suyo varios meses mas tarde informándome que había vuelto la soriasis después de que terminara la relación con su pareja actual.
Este caso fue muy interesante para mi, indicando la importancia de seguir un tratamiento completo pero sobre todo subrayando la relación entre nuestro estado anímico y las enfermedades.
Bego - miomas y quistes
Desde los 19 años he tenido problemas hormonales, lo cual me ha originado pequeños quistes en las mamas y algún que otro mioma en los ovarios.
La respuesta de mi cuerpo fue sorprendente, en la siguiente ecografía a los seis meses, habían desaparecido los miomas..
En aquellos tiempos comencé como todo el mundo, fui a un especialista (ginecólogo) que me diagnosticó endometriosis y me recetó anticonceptivos para "organizar" mi sistema hormonal. Muy lejos de organizármelo me lo descolocó de tal forma que, tuve grandes problemas de retención de líquidos y de pérdida de peso.
Como no estaba contenta acudí a un acupuntor y homeópata que me puso a tratamiento y mejoré mucho y al menos los miomas se mantenían sin crecer y las menstruaciones ya no eran dolorosas. Cuando decidí tener hijos, y no me quedaba embarazada me hicieron toda clase de pruebas, vieron que no había problemas, únicamente la presencia de miomas podía impedir que anidara el huevo en el útero, así que decidí operarme.
Después de la operación hubo muchos cambios en mi vida, tantos que mi pareja, con el que quería tener hijos se fue, así que no pude probar si había mejorado este tema. Lo que sí pude comprobar es que en tres meses habían aparecido miomas de nuevo.
En aquel momento apareció Reiki, y una persona muy especial y sabia que llevaba unos años ayudándome con mi salud (el acupuntor del que hablaba antes) me dijo que, era yo la única responsable de mi buen estado hormonal y que no quería verme más por su consulta hasta que no terminara yo misma con los miomas. Me hizo reaccionar realmente es un hombre sabio, porque yo era consciente de que tenía razón pero en fin, uno.....
El caso es que comencé a ponerme las manos todos los días en el vientre, mandando luz, visualizando mi útero y ovarios, queriéndoles un poquito y lo mismo en las mamas. La respuesta de mi cuerpo fue sorprendente, en la siguiente ecografía a los seis meses, habían desaparecido los miomas. Los quistes de las mamas son un poco más reticentes, y aunque algunos también se han ido, hay otro que no parece que quiera marchar.
Como es lógico, continúo trabajando todos o casi todos los días con ellos, tengo claro que no lo puedo dejar porque mi tendencia es a crearlos. Además durante este tiempo he tenido la suerte de encontrarme a muchas personas en el camino, con las que he aprendido a respetar más mi cuerpo, y el de los demás.
Bego
fuente:www.sanacionysalud.com
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